
 
Francisco Turrión Peláez es uno de los mayores expertos en aguas 
subterráneas de nuestra región. Nacido en Zamora, desde los 2 años vivió
 en Salamanca, donde estudió Geología, se traslado posteriormente a 
Madrid para especializarse en Hidrogeología Aplicada por la Universidad 
Politécnica de Madrid gracias a una beca.
Desde hace más de 23 
años reside en Murcia, donde trabaja desde entonces como  Geólogo en la 
Confederación Hidrográfica del Segura. Turrión no duda en calificar las 
aguas subterráneas de la región como su mayor tesoro, así lo cuenta en 
su blog (www.franciscoturrion.com) y se ha convertido en una de las 
voces más claramente críticas con la fractura hidráulica (fracking).
En
 la región de Murcia se han otorgado recientemente varios permisos de 
investigación para la búsqueda de gas natural mediante la técnica del 
fracking. ¿Hay motivos para la preocupación?
  
Si. Porque 
los ciudadanos de Murcia, por desgracia, no conocen el potencial de 
aguas subterráneas que tienen para poder salir de la crisis de forma 
sostenible y poder crear empleo. Porque en esta tierra: agua es sinónimo
 de trabajo y las aguas subterráneas, que no están sobreexplotadas como 
nos quieren hacer creer, lo son ya y lo serán más aún en un futuro 
cercano. Todo ello, si aplicamos ciencia, en vez de “creencias” 
interesadas.
Por tanto, tampoco conocen el grave riesgo que 
corren estos recursos subterráneos, y estas grandes masas de aguas 
subterráneas embalsadas en los acuíferos confinados, de ser contaminadas
 por el FRACKING  para siempre para usos, tan básicos y tan sensibles, 
como la bebida o el regadío. Precisamente la exportación de esos 
productos hortofrutícolas son el auténtico motor del desarrollo 
regional.
Algunos señalan que sólo se trata de permisos de investigación, y que por tanto es pronto para oponerse...
Los
 permisos de investigación concedidos ya en Murcia incluyen "un 
simulacro de fracking". Prevén experimentos de fracking. Es decir, para 
poder evaluar mínimamente el potencial de un yacimiento de gas esquisto,
 hay que ensayar en él. Hay que  perforar uno o varios sondeos y 
practicar la fracturación hidráulica. Por tanto, el fracking ya está 
aquí, también en esta fase inicial de permiso de investigación.
¿Cuál es el principal riesgo del fracking?
Para
 mi, si he de apuntar uno solo, sería la contaminación del agua 
subterránea que van a beber nuestros hijos y con la que van producir 
alimentos. Es condenarlos a un futuro muy incierto. 
Digo esto, 
porque este riesgo es real, y  ya se ha visto esto donde se llevan años 
obteniendo este gas no convencional (shale gas) mediante “fracking”, en 
Estados Unidos. La contaminación de ríos y acuíferos por esta técnica es
 ya un hecho científico. 
La conexión de las aguas subterráneas y
 los cauces superficiales está más que demostrada en Murcia en 
diferentes zonas. Una de las más importantes está en el río Segura, 
precisamente en el Sinclinal de Calasparra, en el Cañón de Almadenes, 
donde el agua del acuífero superior de esa estructura geológica sale y 
alimenta al cauce del Segura en la zona del Gorgotón. Precisamente, muy 
cerca de donde se han dado dos permisos de investigación de 
hidrocarburos donde se utilizará la técnica de fracking. 
¿Qué importancia tienen los acuíferos en la cuenca del Segura?
Lo
 primero que tengo que decir es que los acuíferos que usamos hoy no se 
encuentran definidos ni catalogados oficialmente en el Plan Hidrológico 
del Segura: ni en el actual ni en el que está en borrador. Son los 
acuíferos confinados: acuíferos que no se ven en la superficie del 
terreno, salvo en las zonas de montaña, por donde se recargan, pero que 
se  encuentran bajo nuestros pies, por debajo de pocos cientos de metros
 de arcillas y margas impermeables. Almacenas más de 50.000 hm3 y 
transfieren al mar todos los años unos 500 hm3.  Este es, en mi opinión,
 nuestro mayor tesoro, y parece como si nos los quisieran esconder.
Estos
 acuíferos serán, en breve,  un importante suministro agua potable para 
la población, como pasa en otras regiones. Además, sus aguas aportan más
 del 60%  del  caudal del río Segura. Sus manantiales dan vida al 
paisaje y a muchos espacios naturales; y sus pozos y fuentes milenarias 
sostienen la economía en el medio rural.
En definitiva, son una 
reserva estratégica de agua, para nosotros y para las generaciones 
futuras, que debemos preservar de la contaminación.
Sin embargo, los permisos concedidos están sobre acuíferos, ¿existe un riesgo real de que puedan quedar contaminados?
Si.
 Estamos en una zona altamente sísmica por la existencia de un entramado
 de fallas activas. Dichas fallas interconectan en muchos puntos, como 
el antes comentado del Gorogtón,  los distintos acuíferos que hay en la 
vertical, e incluso con los ríos. 
El fracking produce 
fracturación del terreno por las cargas explosivas y por la inyección a 
presión de grandes cantidades de agua. Esas nuevas fracturas se conectan
 con las viejas y ayudan a movilizar los contaminantes introducidos en 
el proceso por el interior de los distintos acuíferos, pudiendo llegar 
hasta el río.
Se trata, además, de acuíferos de calizas, ¿qué supone esto?
El
 80% de la extensión de los acuíferos de la cuenca del Segura están 
formados por calizas y dolomías. Ambas, en contacto con el agua de 
lluvia y el CO2,  se van disolviendo formado conductos verticales que se
 conectan en profundidad con otros horizontales dando lugar a auténticos
 ríos subterráneos.
El ejemplo que más se conoce es el del Calar 
del río Mundo y sus “Chorros”. Este proceso de disolución y formación de
 conducciones naturales de agua puede haber durado millones de años.
El 
 agua en esos conductos kársticos está sometida a grandes presiones, ya 
que se encuentran a varios centenares de metros bajo tierra. Cuando los 
cortamos en un pozo profundo, sus aguas pueden salir solas al exterior, 
como pasa en el sondeo Alhárabe, cercano al camping de la Puerta. Pozo 
profundo  destinado al regadío de la huerta de Moratalla, otro municipio
 donde también se va a hacer Fracking.
Es decir, el agua en el 
interior de uno de estos acuíferos no tiene prácticamente obstáculos a 
su movimiento, pues el agua se mueve como si circulara por una 
intrincada cañería. No hay posibilidad de retención de contaminantes y 
degradación de los mismos, como pasa en el caso de los acuíferos de 
gravas y arenas.
Estos acuíferos, por su potencial de albergar 
grandes cantidades de agua y por su alta conectividad, son los más 
vulnerables a la contaminación por fracking y donde sus nocivos vertidos
 serán más persistentes y se movilizaran rapidamente. 
  
Sin 
embargo, la empresa que buscará gas en nuestra región (Oil & Gas 
Capital) ha asegurado públicamente que no van a contaminar lo acuíferos.
 ¿Se puede garantizar?
Eso es simplemente la expresión de un deseo. Desearían no contaminar acuíferos, debemos traducir. 
Pero
 no explican el porqué no: facilitando informes geológicos, perfiles 
geofísicos, columnas litológicas y estratigráficas, proyectos de 
inyección, medidas de seguridad, calidad de las tuberías de acero a 
emplear, prescripciones técnicas para evitar la corrosión de las 
tuberías de inyección por los tóxicos inyectados, mapa exacto con los 
puntos de interés.
Por tanto, es lógico y responsable imponer el 
principio de precaución y cautela a la extracción de hidrocarburos 
mediante fracking. Y ante los riegos existentes y consecuencias 
demostradas allí donde se ha utilizado, debe pensarse, sobre todo, en el
 interés general y en las generaciones futuras, y prohibir el fracking 
en la cuenca del Segura. Para ello, bastaría con aplicar la actual Ley 
de Aguas, sobre todo en relación con los vertidos a los acuíferos.
¿Qué repercusiones tendría en la cuenca del Segura una hipotética contaminación de estas aguas subterráneas?
Podemos
 beber nuestras aguas subterráneas, como hacen las regiones limítrofes, 
ser autosuficientes utilizando nuestros acuíferos confinados, y que 
escondemos,  y dejar de ser “tajodependientes” en el abastecimiento 
humano, incluso en el regadío. 
Pero si se contaminan o se ponen 
en riesgo grave de contaminación por el empleo masivo de esta técnica,  
nunca podremos beberlas ni regar con ellas. Ni nosotros, ni nuestros 
hijos. Y, ¡ojo!, a lo mejor tampoco las del Tajo, ya que éstas se 
mezclan con las del Segura en las Juntas, Calasparra.
Más vale 
prevenir. Debemos aprender de los alemanes, donde una industria tan 
potente como la cervecera, que utiliza también el agua, le ha dicho al 
gobierno de Angela Merkel que no quieren Fracking. En Francia, por 
ejemplo, está prohibido.
¿Y en el sector agrícola de la región?
Si
 nuestro futuro es exportar agua (en hortalizas y bebidas envasadas) 
debemos cuidar mucho su calidad. Si se diera el caso, que las lechugas, 
brócolis, alcachofas, pepinos, calabacines, pimientos, tomates, etc. que
 exportamos, en algún momento llevaran trazas de alguno de los tóxicos 
empleados en el Fracking, el sector se hundiría. Acuérdese de la crisis 
de pepino.
Hay quienes afirman que el fracking es el futuro, y una oportunidad de crear puestos de trabajo. ¿Comparte esa opinión?
Lógicamente
 no. Nuestro futuro es mirar a nuestra propia agua con respeto y sin 
miedo. Utilizar nuestros acuíferos confinados de forma científica para 
aumentar las exportaciones de productos agrícolas al exterior. Somos los
 mejores en esto, y lo podemos ser más. En mi opinión, el futuro es ser 
“la huerta ecológica de Europa”.
  
Recientemente hemos visto 
como en el Delta del Ebro se ha paralizado la inyección de gas natural 
en el subsuelo (plataforma Castor) tras los numerosos movimientos 
sísmicos registrados. ¿Puede ocurrir algo similar aquí con el fracking?
Por
 supuesto, por desgracia tenemos tristes experiencias cercanas y 
recientes de terremotos en Lorca. Estamos, como decía, en una de las 
zonas más sísmicas del Mediterráneo, junto con Turquía. El fracking es 
romper rocas con explosivos y agua a presión.  Y Como se ha visto en 
Castor, el cóctel fluidos + fallas es “altamente explosivo”. ¿Qué más 
queremos ver ya?